HOTEL CAMINO REAL IXTAPA (HOY LAS BRISAS) | PROYECTOS | Legorreta Arquitectos
HOTEL CAMINO REAL IXTAPA (HOY LAS BRISAS)

Categoría: Hoteles
Región: México
Año: 1981
Ubicación: IXTAPA ZIHUATANEJO, GUERRERO, MÉXICO
M2 Construcción: 46,000 m2
Áreas Involucradas: Arquitectura, Diseño de Interiores, Arquitectura de Paisaje

Colaboradores:
ARQUITECTURA: LEGORRETA® 
Ricardo Legorreta
Noé Castro
Carlos Vargas Sr.
Gerardo Alonso
DISEÑO DE INTERIORES: LEGORRETA®

Consultores:

DISEÑO MECÁNICO Y ESTRUCTURAL: DIRAC, S.A. DE C.V.
DISEÑO ELÉCTRICO: BIPSA
CONTRATISTA: GUTSA, ECSA, Bolaños, Los Remedios

Fotógrafo:

Lourdes Legorreta
Armando Salas Portugal
​© Colección Legorreta

Premios y Reconocimientos:
1989 Premio por el proyecto más sobresaliente de su país por el jurado del primer encuentro de Arquitectura Latinoamericana 1990 Medalla de Plata: Primera Bienal Mexicana de Arquitectura.


El Hotel Camino Real Ixtapa, ahora Las Brisas, fue una experiencia única. Empezó con la selección del terreno, misma que se hizo desde el mar. Posteriormente, Ricardo Legorreta lo recorrió y su comentario fue: “Es un terreno maravilloso, requiere de un hotel excepcional”. Cuando un hotel tiene una personalidad tan fuerte, la filosofía del proyecto es consecuencia de esa personalidad. En este caso, el imponente mar, la extraordinaria playa y la montaña, fueron la base del concepto. El hotel debía adaptarse a la topografía, a la vegetación, obtener las ventajas del clima y de la brisa y por último, aprovechar las diferencias de nivel para crear su forma. En resumen el hotel debía ser un proyecto para ese terreno en particular y para una forma de vida que sólo se diera en esas condiciones topográficas y climáticas. Las habitaciones se adaptaron al terreno con orientación, niveles y pendientes óptimos para su construcción, utilizando el techo de las habitaciones como terraza de las superiores. La vida natural, los grandes espacios, la brisa y el mar, siguen siendo el tema en los espacios públicos. La vida en las costas del Pacífico es de exteriores; así pues, se dio a ello especial atención. A medio nivel entre el acceso y la playa se localizó el solárium, un conjunto de muros, acueductos, techos, fuentes y árboles que ofrecen la oportunidad de tomar el sol, beber, comer y nadar en medio de esculturas y juegos de agua, experiencia totalmente diferente a la tradicional alberca del hotel de playa. La playa se dejó virgen. Sin muebles, muros y construcciones que la deformaran, aquí la vida es plenamente natural. Techos de palapa y arena logran la integración total de la naturaleza. El terreno y la filosofía de vida ofrecen la oportunidad ya olvidada del placer de caminar, deambular y meditar en un ambiente mágico. Los diferentes lugares están comunicados entre sí por escaleras, veredas y andadores y para quien desea caminar menos, carros eléctricos y elevador a la playa, mismos que permiten una comunicación rápida y cómoda. Por último, cabe mencionar que el Hotel Las Brisas es concebido como Ricardo Legorreta imaginó el México contemporáneo debía ser: fuerte, amable, romántico y lleno de espacio, color, luz y calidad de espíritu.



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